El atrevimiento
me hizo mirar
a la luna preñada.

Entró el cielo
por un ojo

entró un aire tibio
por el iris

y así sucesivamente
fue entrando la noche
en mi cuerpo
que parecía
río de meridiano.

Comprendí que la luna
no iba a ninguna parte
y se alargó la pierna.

© 2003 Ivón Gordon Vailakis

EL ATREVIMIENTO
IVÓN GORDON VAILAKIS
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