|
PLAN B: PLAN PARA LA ESPERANZA Lester R. Brown :: 24 enero 2006 Aun dados los retos extraordinarios que se nos enfrentan, hay muchas razones por las que tener esperanzas. Primero, casi todas las tendencias hacia la destrucción medioambiental son creaciones humanas. Todos los problemas que se nos presentan pueden resolverse con tecnologías ya existentes. Y casi todo lo necesario para guiar la economía mundial a un camino ecológicamente sostenible ya se ha probado en un país, o en varios. Vemos componentes del Plan B —la alternativa al método de siempre— en tecnologías nuevas que han entrado ya en el mercado. Por ejemplo, en el sector enérgico, una turbina eólica de diseño avanzado puede producir tanta energía como un pozo petrolífero. Unos ingenieros japoneses han diseñado un frigorífico de vacío sellado que sólo usa la octava parte de la electricidad que usaban los que se vendían hace 10 años. Automóviles híbridos gasoeléctricos, que llegan a 55 millas por galón, gozan de dos veces la eficiencia del coche medio ahora en función. Múltiples países están desarrollando modelos para los distintos componentes del Plan B. Por ejemplo, Dinamarca ya deriva el 20 por ciento de su electricidad del viento y prevé llegar al 50 por ciento para el 2030. Brasil está en camino de ser autosuficiente en el abastecimiento de comustibles para su flota automóvil. Utilizando un etanol supereficiente basado en la caña de azúcar para abastecer el 40 por ciento de su demanda para combustibles de automóviles en 2005, podría dejar la gasolina dentro de unos años. En cuanto a los alimentos, India —aprovechando un modelo de producción de pequeña escala para la lechería que depende casi exclusivamente de los residuos de cosecha como alimento— ha multiplicado su producción de leche por más de 4 veces desde 1970, superando el nivel de producción de Estados Unidos como primer productor mundial de leche. El valor de la producción india de lechería en el 2002 superó el de su cosecha de arroz. Se puede ver cómo sería un mundo del Plan B en las montañas reforestadas de Corea del Sur. Antes una tierra yerma, casi sin árboles, el 65 por ciento de Corea del Sur que ahora tiene cubierta forestal ha frenado las inundaciones y la erosión terrenal, estableciendo un alto grado de sostenibilidad medioambiental en las zonas rurales del país. Unos de los ejemplos más innovadores de liderazgo ocurren al nivel urbano. Amsterdam ha desarrollado un sistema diverso de transporte urbano; actualmente, el 35 por ciento de todos los viajes dentro de la ciudad usan la bicicleta. Este sistema que favorece la bicicleta ha reducido por gran cantidad la contaminación atmosférica y la congestión de tránsito, todo mientras proporciona un ejercicio diario para los ciudadanos. Participar en la construcción de esta nueva economía duradera es inspirador. Tal como lo será la calidad de vida que traerá. Será posible respirar aire limpio. Nuestras ciudades sufrirán menos congestión, menos ruido y menos contaminación. La idea de vivir en un mundo de población estable, bosques crecientes, y emisiones carbónicas reducidas da esperanza. Este texto es un capítulo abstracto del libro nuevo de Lester R. Brown, Plan B 2.0, versión actualizada del libro traducido al castellano con el título Salvar el planeta: Plan B: ecología para un mundo en peligro, y se produce en Sentido.tv, en traducción con el permiso del Earth Policy Institute, responsable para la publicación del libro. Reproducido en traducción con permiso del Earth Policy Institute |
||||||||||||||||||||||
|