PAVIMENTAR EL PLANETA: EL COCHE Y LA COSECHA COMPITEN
POR LA TIERRA
Lester R. Brown
Millones de hectáreas de tierra cultivada en los países industrializados se habría pavimentado para crear carreteras y parkings. Cada coche estadounidense, por ejemplo, necesita un promedio de 0,07 hectáreas (0,18 acres) de tierra pavimentada para el tránsito y para el estacionamiento. Por cada cinco coches que se añaden al flota de Estados Unidos, un área igual a una cancha de fútbol se cubre con asfalto. Con más frecuencia que no, se pavimenta la tierra cultivada simplemente porque los suelos llanos y bien desaguados que son ideales para el cultivo también son ideales para la construcción de carreteras. Una vez pavimentada, la tierra no se puede reclamar fácilmente. Como observó el medioambientista Rupert Cutler, "El asfalto es la última cosecha."
Estados Unidos, con sus 214 millones de automóviles, ha pavimentado 6,3 millones de kilómetros (3,9 millones de millas) de carretera, bastante como para dar 157 vueltas a la tierra, a la altura del ecuador. Además de las carreteras, los automóviles exigen espacio para estacionarse. Imagina un estacionamiento para 214 millones de coches y camiones. Si resulta demasiado difícil, intenta visualizar un estacionamiento para 1.000 coches, y entonces imagina 214.000 de éstos juntos.
No importa cómo lo imaginamos, el área que Estados Unidos dedica a sus camino y estacionamientos cubre aproximadamente 16 millones de hectáreas (61.000 millas cuadradas), una extensión que alcanza los 21 millones de hectáreas que sembraron con trigo los agricultores estadounidenses el año pasado. Pero este pavimentar del terreno de los países industrializados se demora mientras se acercan a una saturación del mercado para automóviles. En Estados Unidos, hay tres vehículos para cada cuatro personas. En Europa occidental como en Japón, hay uno para cada dos personas.
En los países todavía en desarrollo, donde la flota de automóviles es todavía pequeña y donde la tierra en cultivo es escasa, el pavimentar de la tierra sólo está a punto de comenzar. Más y más de los 11 millones de coches que se añaden cada año al flota automóvil mundial de 520 millones se encuentran en los países en desarrollo. Así que la guerra entre el coche y la cosecha se lucha por los campos de trigo y los arrozales de los países donde el hambre es común. El resultado de este conflicto en China y en India, dos países que juntos representan el 38 por ciento de la población mundial, decidirá la seguridad alimentaria de todo el mundo.
Las sociedades industriales, densamente pobladas y organizadas alrededor del coche, como Alemania, Reino Unido y Japón, han pavimentado un promedio de 0,02 hectáreas por vehículo. Y en el proceso, han perdido partes de su terreno agrícola más productivo. De manera semejante, India y China también se enfrentan con una presión aguda sobre su recurso de terreno agrícola, gracia a la industrialización. Aunque China tiene más o menos la misma área de Estados Unidos, su población de 1,3 mil millones se concentra en sólo la tercera parte del país, una faja de tierra de mil millas en las costas orientales y sureñas donde se ubica el terreno de cultivo.
Si China, algún día, alcanzara la tasa de posesión de automóviles de Japón-un coche para cada dos personas-tendría una flota de 640 millones, comparado con sólo 13 millones hoy. Mientras parezca rebuscada la idea de tal flota de automóviles, sólo tenemos que recordar que China ya ha superado a Estados Unidos en la producción de acero, el uso de abono del suelo, y en la producción de carne de vaca. Es una economía inmensa y entre todas, desde 1980, también la economía que crece con más rapidez.
Suponiendo que 0,02 hectáreas de terreno por vehículo se pavimentan en China, como en Europa y en Japón, una flota de 640 millones de coches necesitaría que se pavimenten 13 millones de hectáreas de terreno, la mayoría del cuál probablemente será tierra agrícola. Este número es más que la mitad de los 23 millones de hectáreas de arrozal de China, una parte de las que se dedica a sembrar el doble de lo normal, para poder producir 135 millones de toneladas de arroz, clave alimentario principal. Cuando los agricultores del sur de China pierden un hectárea de arrozal doble-sembrado al automóvil, su producción de arroz sufre un golpe doble. Aún con un coche para cada cuatro personas, la mitad de la proporción propietaria de Japón, se consumiría gran cantidad de tierra bajo cultivo.
La situación de la India es semejante. Mientras India sólo tiene una extensión geográfica de la tercera parte de China, también cuenta con 1 billón de personas y ahora tiene 8 millones de automóviles. Mientras se expanden rápidamente sus aldeas y sus ciudades, reclaman tierra bajo cultivo. Añadiendo la tierra que se pavimentará para los automóviles, India también se enfrentará con una pérdida tremenda de tierra bajo cultivo. Ningún país con la expectativa de un aumento de la población por unos 515 millones de personas para el 2050 puede arriesgar la pérdida de tierra agrícola valiosa al asfalto de las carreteras y los estacionamientos.
No hay bastante tierra ni en China, ni en India, ni en los demás países de población densa, como Indonesia, Bangladesh, Pakistán, Irán, Egipto y México, como para sustentar un sistema de transporte basado en el automóvil, y alimentar a su población a la vez. La competencia entre el coche y la cosecha por la tierra se hace una competencia entre los ricos y los pobres, entre los que pueden comprar automóviles y los que casi no pueden comprar ni los alimentos básicos.
Los gobiernos que subvencionan una infraestructura para automóviles con ingresos coleccionados de la población entera, en efecto, coleccionan dinero de los pobres para sustentar los coches de los ricos. Al subvencionar el desarrollo de un sistema de transporte basado en el automóvil, estos gobiernos también subvencionan la pérdida inevitable de tierras bajo cultivo al pavimento. Si, como ahora parece probable, la posesión de automóviles no se extiende más allá de la minoría rica en los países en desarrollo, tales subvenciones se convierten cada vez más en un traslado constante y más o menos invisible de ingresos de los pobres a los ricos.
En un mundo hambriento por tierras escasas, ha llegado la hora de estudiar de nuevo el futuro del automóvil, la hora de diseñar sistemas de transporte que proporcionen movilidad para la población entera, no sólo para las minorías ricas, y que lo hagan sin poner en peligro la seguridad alimentaria. Cuando se anunció en Beijing, en 1994, que China quería hacer de la industria de automóviles un sector de expansión económica durante las próximas décadas, un grupo de científicos eminentes-entre ellos varios miembros de la Adademia Nacional de Ciencias-produjo un informe poniendo a prueba la decisión. Señalaron varias razones por las que China no debería desarrollar un sistema de transporte basado en el coche, la primera siendo no tenía el terreno agrícola bastante para alimentar a la población y para dedicar al automóvil.
El equipo de científicos sugirió que en vez de construír una infraestructura para automóviles de carreteras y estacionamientos, China debería dedicarse a a desarrollar un sistema avanzado de ferrocarriles ligeros, potenciado por autobuses y bicicletas. No sólo ofrecería movilidad a mucho más gente que un sistema congestionado basado en el automóvil, sino que también protegería las tierras agrícolas.
Hay muchas razones por las que oponer la meta de construír sistemas de transporte basados en el automóvil en todas partes, razones que incluyen el cambio climático, la contaminación aérea, y la congestión del tránsito. Pero la pérdida de tierra agrícola de por sí es suficiente. Casi todas de los 3 mil millones de personas que se añadirán a la población mundial actual de 6 mil millones durante el próximo medio siglo nacerán en países en desarrollo, donde no existe la tierra bastante para alimentar a todos y para sustentar al automóvil. La seguridad alimentaria del futuro ahora depende de la modificación de presupuestos para el transporte-para invertir menos en la infraestructura de carreteras y más en una para trenes y bicicletas.
World Automobile Production and Fleet, 1950-2000 (36k, approx. 9 sec at 33.6
speed)
Land Area Consumed by the Car in Selected Countries (40k, approx. 10 sec at
33.6 speed)
Publicación inicial (inglés):
14 febrero 2001
(http://www.earth-policy.org/Alerts/Alert12.htm)
Reproducido en traducción con permiso del Earth
Policy Institute
Copyright © 2001 Earth Policy Institute
Traducción al castellano: Joseph Robertson
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