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NUESTROS PARIENTES MAS CERCANOS DESAPARECEN
Janet Larsen

Tras más de un siglo sin ninguna extinción conocida de primates, unos científicos han confirmado recientemente la desaparición de una subespecie de mono de Africa occidental. La pérdida de este mono, conocido por el "colobus rojo Miss Waldron", puede ser una señal de pérdidas futuras de nuestros parientes evolucionarios más cercanos.

De unas 240 especies conocidas de primate, 19 están en peligro crítico, figura que ha subido de las 13 de 1996. Esta clasificación se refiere a esas especies que han sufrido reducciones rápidas y extremas en población o hábitat. El número restante de cada especie varía entre menos de unos cuantos cientos y al máximo unos miles de indivíduos. Si sus poblaciones siguen disminuyéndose al paso reciente, unas especies no sobrevivirán esta década. Este grupo, según la Lista Roja de la IUCN de Especies Amenazadas para 2000 de la Unión de Conservación Mundial (IUCN), incluye 8 monos del bosque Atlántico de Brasil, donde el 97 por ciento del bosque ha desaparecido, 2 simios y un mono de Indonesia, 3 monos de Viet Nam, un mono cada uno de Kenya y del Perú, y 3 especies de lémur de Madagascar.

Al nivel de peligro de extinción, el próximo grado que asigna la IUCN, hay 46 especies de primate, figura que ha subido de las 29 de 1996. Estas especies se enfrentan con una probabilidad muy alta de extinción, unas dentro de 20 años. Unas 51 especies más aparecen en la lista de las vulnerables. Estos primates tienen poblaciones escasamente más extensas pero podrían desaparecer dentro del siglo XXI. Las especies en peligro crítico, en peligro, y vulnerables, juntas se suman a 116, o casi la mitad de las 240 especies de primate.

Cuando la última Edad Glacial terminó hace 10.000 años, había por lo menos 2 veces la cantidad de mandriles que de seres humanos. Si todas las poblaciones de primates no humanos se sumaban juntas, incluyendo las poblaciones extensas de unas de las especies más pequeñas, achicaban la población humana. Ahora, todo eso ha cambiado. El desarrollo de la agricultura permitió la expansión rápida de la población humana, y hace unos 2.000 años, la población de seres humanos-unos 300 millones-se hizo la más abundante de los primates. En 1930, la población humana de 2 mil millones probablemente superaba todas las demás poblaciones de primates juntas.

Hoy, a 6,1 mil millones y creciendo, amenazamos la supervivencia de muchos de nuestros primos primates, incluídos los más cercanos de nuestros parientes vivientes, los cimpancés y los bonobos, con los que compartimos más del 98 por ciento de nuestra genética. Los demás simios son bastante cercanos también, no sólo genéticamente, sino también respecto al comportamiento observado. Pero como los 300.000 bebés humanos que nacen cada día sobrepasan la población entera de los grandes simios, es posible que ni la proximidad evolucionaria evitará que extirpemos nuestra parentela más íntima.

Mientras el ser humano ahora habita en todos los rincones de la Tierra, la mayoría de los demás primates muestran un endemismo fuerte, o sea que la especie entera se limita a una zona particular. Casi tres cuartos de todos los primates viven en sólo cuatro países: Brasil, la República Democrática del Congo (antes Zaire), Indonesia y Madagascar. En cada uno de estos países, la cubierta forestal se está reduciendo. Como la pérdida de hábitat es un peligro al 90 por ciento de los primates amenazados, su concentración en unos cuantos países aumenta tremendamente su peligro.

En Indonesia, los bosques diversos y sus habitantes salvajes han sufrido por las prácticas corruptas de la extracción forestal, empeoradas por la inestabilidad política. En la última década, la velocidad de la deforestación se dobló, aplastando 2 millones de hectáreas al año. Mientras se dobló la velocidad de la deforestación, la cantidad de orangutanes se cortó por la mitad. Antes del 2005, el país se enfrentará con la pérdida de todos los bosques de tierra baja en Sumatra, y con eso la extinción del orangután críticamente amenazado de Sumatra, entre muchas otras especies. El orangután de Bórneo, tras padecer la extracción forestal, la caza y los incendios catastróficos de 1997, probablemente no sobrevivirá más allá de 2010, si siguen las tendencias actuales.

Nuestro pariente más cercano, el bonobo, es endémico al Congo, un país atormentado por guerras civiles y la ocupación de fuerzas extranjeras y rebeldes. Junto a muchos otros primates de la región, el bonobo, que reproduce lentamente, ha experimentado una decadencia rápida. En 1980, había casi 100.000 bonobos; ahora puede haber menos de 10.000.

Aunque la guerra civil ha creado millones de refugiados humanos, y puede haber elevado la demanda por carne de animales salvajes (bushmeat), el desarrollo económico lento resultante puede haber retardado la extracción forestal en el Congo, el país que contiene la mitad delos bosques húmedos tropicales restantes de Africa. Si vuelve una estabilidad política, la extracción de árboles se multiplicaría muchas veces en sólo unos cuantos años, acelerando lo que podría ser la primera extinción entre los grandes simios.

Las poblaciones de gorilas han bajado a niveles peligrosamente mínimos, en gran parte por la caza ilegal de carne salvaje. Menos de 325 gorilas de montaña existen y todos pertenecen a una subpoblación que habita en Rwanda, Congo y Uganda. El más raro, el gorila del Río Cruz, se limita a sólo entre 150 y 200 indivíduos esparcidos entre varias subpoblaciones persistentes en la región fronteriza entre Camerún y Nigeria.

En varias partes de Africa central y occidental, la caza es una amenaza aún más grande que la pérdida del bosque. En esos lugares, el comercio en la carne salvaje, que viene principalmente del antílope forestal, de los cerdos y de los primates, se valora a mil millones de dólares al año. En las zonas donde el tumulto social ha desbaratado las actividades económicas tradicionales, y la ganancia mediana por familia es menos de $100 al año, la tentación de ganar entre $300 y $1.000 cada año como cazador ha convencido a mucha gente. La extracción forestal y, en menor parte, las compañías mineras, han penetrado en los bosques, con sus colonias incrementando la demanda por la carne salvaje, mientras sus caminos facilitan la caza.

La caza explotativa no es provechoso al plazo largo, porque las poblaciones salvajes, especialmente las de los grandes simios, que reproducen lentamente, declinan rápidamente. Más de un millón de toneladas de carne salvaje se consume cada año en la cuenca del Congo, casi seis veces más que la cosecha sostenible de los bosques. La caza comercial ha vaciado los bosques que antes estaban llenos de animales.

Aunque las comunidades rurales han subsistido de los animales salvajes y los demás alimentos del bosque, con hasta el 60 por ciento de su proteína proviniendo de la carne salvaje, la mayoría de la carne salvaje de esta región ahora se consume en las ciudades. Casi la mitad de los 30 millones de personas que viven en las regiones forestales de Africa central son habitantes urbanos que se alimentan con la carne salvaje de las poblaciones derrumbadas de animales salvajes. Mientras las ciudades crecen y la caza de carne salvaje se acelera para adecuarse a la demanda creciente, se calcula que la caza podría eliminar todas las poblaciones viables de simios africanos dentro de 20 años.

Para salvar otros primates de la desaparición en lo que se considera como la sexta gran cataclismo de extinciones de la historia terrestre, se necesitan recursos para controlar la extracción forestal ilegal y la caza ilegal. La extracción forestal ilegal ha destruido vastos trechos de hábitat original de primates. Gran parte de la carne salvaje que se caza viene de zonas protegidas, y el comercio internacional en primates es ilegal ya bajo la Convención sobre el Comercio Internacional en Especies Amenazadas. Pero cuando falta el cumplimiento forzoso, las prácticas ilegales persisten.

Grandes bloques de selva con gran riqueza biológica podrían convertirse en parques nuevos que consideran las necesidades de las poblaciones salvajes y humanas. El ecoturismo podría utilizarse para dar apoyo a la conservación de los primates, y los cazadores podrían encontrar ingresos alternativos en la protección de los parques, en cuanto se den cuenta de que los animales vivos valen mucho más que los muertos.

Comprendernos mejor a nosotros mismos-nuestra biología, psicología y sociología-depende en parte de comprender mejor nuestros parientes más cercanos. Si los destruimos, puede ser que nunca llegaremos a conocernos a fondo a nosotros mismos.

Véase tabla de datos (http://www.earth-policy.org/Updates/Update7_data.htm)

Publicación inicial (inglés): 5 mayo 2002
(http://www.earth-policy.org/Updates/Update7.htm)
Reproducido en traducción con permiso del Earth Policy Institute
Copyright © 2002 Earth Policy Institute
Traducción al castellano: Joseph Robertson

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