Jenny es pintora cubana radicada en el sur de Francia, donde dirige el Artelier Habana. Explica de su trayectoria que se trata de “la Tierra como capullo, la Madre Tierra, la tierra natal, mis orígenes. La naturaleza y la unión simbiótica necesaria con otros individuos. Casi todas las obras salen ‘cubanizadas’, muy coloridos. En el corazón del trabajo está el cuerpo de la mujer, la madre, la que da y que toma.
“La materia realmente es ‘vida’, así que mis collages se componen de hojas, tierra, madera, piedras, flores, metales, café, todo mezclado con el acrílico, convirtiéndose en árboles, juntándose a la naturaleza, emitiendo un roce de calidez y transparencia. Las plumas suelen señalar la maternidad, recordándome la niñez, la tierra prometida (perdida). La tierra y los materiales naturales fertilizan el lienzo, los cuerpos tienen volumen, invitan al emparejamiento. El espectador se convierte en un símbolo importante de la obra en sí, viendo desde fuera, asimilando la obra.”