La cifra de personas en Estados Unidos que viven en la pobreza extrema ha alcanzado un nuevo récord: una de cada 15 personas. Tras el fracaso del mercado inmobiliario y la disolución de las corrientes más importantes de crédito comercial y familiar, ha ocurrido una especie de éxodo de gente pobre desde los centros urbanos a zonas perféricas, reduciendo el empleo y el sueldo medio en ambas zonas.
Las nuevas cifras del Census abren vista sobre un paisaje de inmenso y creciente distancia entre los ricos y los pobres, en una situación en la que el desempleo sigue siendo desusualmente alto y sigue provocando síntomas negativos y sufrimiento masivo. Los datos coinciden con el descubrimiento de que ahora más gente de ascendencia hispana, más gente pobre, y más ancianos, están viviendo en persistente y extrema pobreza.