Viajes
Viajes y visiones de América, Europa, Samarcanda, Rusia o Japón
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La
Alpujarra | Pedro Antonio de Alarcón
«Granada, se veía blanquear a lo lejos, tendida en los cerros umbrosos
de la Alambra y el Albaicín, como una odalisca envuelta en cándido
alquicel, echada sobre oscuros almohadones... Ya no se percibían sus
pormenores y detalles... Sólo se divisaba una elegante ráfaga
la de blancura, intensamente alumbrada por el sol, bajo el risueño azul
del purísimo firmamento. Un paso más, y todo aquel cuadro de la
población, la vida, la riqueza, la hermosura, la actividad humana la
desaparecería súbitamente. Delante de nosotros se prolongaba,
girando hacia la izquierda, un angosto pasaje, árido y feo, pedregoso
y sombrío, que contrastaba de un modo horrible con la maravillosa vista
que estábamos contemplando... Aquel crítico punto era, por consiguiente,
el lugar en que Boabdil dio el supremo adiós a la ciudad en que había
nacido, que había sido suya, y que no debía de volver a ver en
toda su vida.» Alarcón escribió varios libros de viajes
entre otros La Alpujarra (1873), descripción de las costumbres, historia
y tradiciones de esa región de España.
De
Madrid a Nápoles | Pedro Antonio de Alarcón
«El día 29 de agosto de 1860, a las ocho y media de la noche, salí
de Madrid en el tren-correo con dirección a Valencia, a donde llegué
al día siguiente a las doce de la mañana.Valencia era para mí
una antigua conocida y hasta una amiga si queréis. Por otro lado, yo
la he descrito ya muchas veces en prosa y verso. Haré, pues, esta vez
lo que hice aquel día; que fue entrar por una puerta y salir por otra,
después de haber visado mi pasaporte en el consulado de Francia y de
haber tomado mi pasaje en el vapor Philippe-Auguste, de las Mensajerías
Imperiales, que debía partir aquella tarde para Marsella.» Un libro
de viajes influido por el espíritu romántico que, sin embargo,
es un texto de iniciación cristiana. Aquí se perciben las tribulaciones
de los autores españoles del XIX que pretenden ser «modernos»,
atrapados entre la religión, las referencias eruditas (casi didácticas)
y el espíritu romántico. Alarcón habla con Rossini y el
Papa Pío IX y visita Italia y Francia.
Memoria
de un viajero peruano | Pedro Paz Soldán
Libro culto de viajes, en ocasiones caústico con la Europa del XIX y
sobre todo con España. «El 12 de Abril de 1859 zarpaba yo del Callao
para Europa por la única línea y vía posibles en esa época,
que eran vapores ingleses y Panamá San Tomás. Sin darme cuenta
yo ni dársela mis padres, habíamos seguido una excelente gradación
en mis viajes marítimos: a la edad de nueve años se me llevaba
a Arequipa, navegando desde el Callao hasta Islay en compañía
de mi propio padre; a los diecisiete, para combatir los estragos de mi rápido
crecimiento, se me embarcaba en un buque de vela, el bergantín «Boterin»,
que me llevó hasta Iquique en veinticuatro días con escala en
Cerro Azul, y al regreso en Arica.» Viaje por España, Francia,
Grecia, Italia, Líbano, Turquía.
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