Todo pasa
a Héctor Pérez López
Todo pasa,
como las nubes en llamas
de los cañaverales
en plena zafra
Todo pasa veloz
como el viento desenfrenado
que empujó al niño
de la bicicleta roja
Como el gorjear de los pájaros
que acaban de nacer,
como el pestañar de los cocuyos
y el vaivén de aquel barco a la deriva.
Todo pasa y no pasa.
Los faroles se apagaron
La zafra es interminable
y el llanto de aquel niño aún se escucha.
Los pájaros ya alzaron su vuelo
infinito
Y el barco se detuvo en altamar.