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Tu lengua es una ciudad con los cafés eternamente abiertos,
un mapa de violencia,
un río de cola de gato.
Yo te suelo visitar dentro,
no buscando calles dobladas de lluvia,
ni edificios altos,
ni largas filas de muros que unen la ausencia al invierno.
Yo te busco el aliento,
me agarro a su orilla caliente,
a su patio blanco,
me beso con él y me beso,
y busco domingos en el frío para darnos paseos de milenio.
Yo te busco y te busco el aliento,
te lo palpo,
me lo subo al ático de la almohada,
y lo miro,
te lo estoy eternamente mirando,
y lo sigo adonde me lleva,
como apóstol con sed de su lluvia completa.
Yo te busco el aliento,
el himno de aquella ciudad con los cafés eternamente abiertos.

— de la colección, Los trenes del sentido

© 2004 José Manuel Vargas Breval

TU ALIENTO
JOSÉ MANUEL VARGAS BREVAL

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