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POEMAS DE LA COLECCIÓN
EL OASIS DE LAS SIENES
HE VISTO AYER SONIDOS
He visto ayer sonidos generales,
como de pasos abiertos,
estrellados contra los muros y los puentes,
sonidos de bosque y flauta,
de poemas que no lo eran tanto,
de auténticos boquetes de sangre,
donde estaba la muerte y no estaba,
(porque yo estaba,
y eso era más que todo),
sonidos de lluvia y mujeres...
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EL MAR Y TÚ
Tú dos veces el mar
y la sábana invisible que da corazón de río
a los vértices de la tarde,
tú el choque omnipresente del labio y la playa,
como espejo amarillo de los pies,
ruido descalzo de los besos y el cuerpo.
Tú el fondo común de las gaviotas,
el mapa lejano de los mapas vacíos,
la razón y el deseo en la palma de la mano
sacralizada de espuma,
montaña de mis dedos.
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LA ORILLA
La orilla.
Como una inmensa tarde de lluvia
la espuma se agarra al vientre de la arena.
Hace frío.
La firma de un beso trepa el ruido de la ola.
Una huella se hunde hasta el cimiento de los huesos,
húmeda y cansada.
Al fondo los árboles ya saben que ha bajado de su tren septiembre...
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SANLÚCAR
Mi padre me enseñó la apología
del horizonte,
cuando volvíamos en breves cuestas a casa
desde la brevedad del mar.
Tuve el dolor de callar tantas cosas,
los ratos de inercia en los que mi piel
avanzaba a ramalazos entre la sal y el beso,
abandonarme los domingos
en doce o trece novelas que ingeniaba para el sol,
quedarme dormido detrás de mi madre
con la nana del sudor y la arena cayendo sobre mí.
Fui feliz y triste...
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SANTIAGO DE CHILE, 1973
Mi calle es la anestesia de los perros,
la hepatitis de las piedras
que amenazan en parapente las gargantas,
los fusibles de un estómago,
locomotora del hambre,
la borrasca de un catedrático de muertos.
Mi padre volvió en el fogonazo
de los periódicos...
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POEMAS DE LA COLECCIÓN
LOS TRENES DEL SENTIDO
LAS PALABRAS
Las palabras son traiciones de mi yo
a mí mismo,
son inventos colgados de los cafés cerrados,
taxis abarrotados de escorpiones
que aparcan su dolor en el fondo de los nombres,
en el centro de las piernas.
Por ejemplo estas palabras,
estas calles donde la gente no pasea,
donde el domingo pesa la voz de un muerto,
donde un niño recuerda...
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TU ALIENTO
Tu lengua es una ciudad con los cafés
eternamente abiertos,
un mapa de violencia,
un río de cola de gato.
Yo te suelo visitar dentro,
no buscando calles dobladas de lluvia,
ni edificios altos,
ni largas filas de muros que unen la ausencia al invierno.
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Literatura © 2004 José
Manuel Vargas Breval
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