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... Primavera 2009
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Cristián Gómez O.
Vol. 1, No. 1, Primavera 2009 : Poesía

NO SE EQUIVOCABAN LOS MAESTROS
(museo de bellas artes, versión libre)

Alguien cree estar escribiendo en el fin del mundo,
pero no puede negar que el camión de los helados
está pasando nuevamente por el parque donde
los niños se arremolinan a su alrededor y la

descripción del paisaje no ha cambiado
porque el ojo del que mira no ha cambiado:
confía impertérrito en que el mundo es una
catástrofe tranquila, una reunión de nubes

diríase que de paso por el cielo
sería el único argumento convincente
para encerrarnos a conversar en un café
:de cualquier cosa, menos de las nubes.

Nadie tiene ganas de salvarse de nada
pero sí de tomarse un par de chelas, de
las últimas profecías sobre algún remoto
apocalipsis las palabras tienen poco que

decir: las danzas de la muerte, un anillo
en el dedo de los que no alcanzan a apretarse
el cinturón, aunque nada tengo en ello que
ver la improbable falta de presupuesto:

y es cierto que no sabemos distinguir
como le gusta enrostrarnos a los catedráticos
de las plazas más preciadas entre el cierzo
y el mistral, ok: touché. Así decía mi hermano

cuando hacíamos esgrima con palos de escoba
y terminaba sacándome cresta y media cuando
a los dos se nos pasaba la mano con el ardor de
los guerreros: él moriría poco después, tendido

en una cancha de fútbol, mordiendo no sé
si con desesperación el pasto, de seguro
ya inconsciente, producto de una falla en
el ventrículo derecho del conjunto arterial.

El camión de los helados pasa haciendo sonar
la sirena, los niños están a punto de alcanzarlo y
el conductor sólo piensa en lo fácil que será entregarle
las planillas al supervisor del turno de las mañanas.

 

¿Y SE SUPONE QUE DEBO ABRIR LA BOCA CUANDO ME DICE QUE ESCRIBIÓ ESE POEMA A LOS DIECISIETE AÑOS? ¿NI TAMPOCO DEBERÍA OLVIDAR QUE EN ESTA TIERRA DE NADIE LA TORTA DE MIL HOJAS ES DE HOJALDRE, LOS CHANCHOS SE LLAMAN PUERCOS Y LLUEVE COMO NUNCA EN EL VERANO?

Los pájaros migratorios vuelan en dirección contraria
a las agujas del reloj. Mi madre remendaba mis pantalones
con una aguja bendecida por un dedal, pero me parecería

ridículo y también oportunista y también me parecería
bastante reaccionario dedicarme a escribir poemas sobre
un dedal; no hay problemas sin embargo con las agujas.

Y uno los ve de vuelta en el verano, causa
y consecuencia del calor y de los tornados
que se aprontan a repartir su justicia

ciega como dicen que debe ser la justicia

entre aquellos que son los únicos que pierden
lo único que pueden perder.

 

MUSÉE DES BEAUX ARTS
(otra versión libre)

Por qué no se le puede dedicar un poema al cansancio.
Cuando alguien se muere siempre es el hijo de alguien.
Todo lo que no sea autobiografía es plagio. Y aunque no
hemos asesinado a nadie en la iglesia, aun así se nos acusa

de ampararnos en la belleza del verano para recorrer con
desvergüenza el litoral central, confundiéndolo con las
playas de una normandía que hasta entonces sólo

nos sonaba como un desembarco. Así y todo,
los concesionarios abren desde mediados de
diciembre hasta que el sol nos acompañe:

las bondades del modelo han pasado desapercibidas
para los que insisten en encontrar el santo grial
ya sea en los restaurantes de cartagena, ya

sea entre los que hablan un francés con el
acento indescriptible de la Alianza: el exilio,
a fin de cuentas, era este cansancio después

de sacar la nieve de la puerta de tu casa,
los ojos irritados por leer los diarios en la
gastada pantalla de tu computador, donde

se comenta la muerte de un niño que siempre
fue el hijo de alguien, las alas quemadas por
haber volado tan alto son la copia que

ennoblece el original: la piel de esos bañistas
que tirados encima de la arena y de la playa
atestiguan con desdén al sol y su autoría.

 

GOLPE DE ESTADO, PRONUNCIAMIENTO MILITAR, VERSIÓN LIBRE
(quidquid latine dictum sit altum viditur)

La cosecha de los granjeros murió debajo del agua.
Ha llovido como en un diluvio. Con la venta de la producción de
este año, algunos de ellos pensaban pagar el crédito renegociado
durante la última baja de intereses decretada por la reserva
federal. Pero ha llovido como en un diluvio. Otros tenían pensado
invertir en la compra de ciertos equipos para sacarle mayor
provecho a las semillas artificiales que hoy en día están disponibles
para algunas de las frutas de la estación. Las pérdidas

se calculan en varios cientos de millones de dólares, pero soy
incapaz de traducir esas cifras en un número que pueda calibrar.
Con varios cientos de millones de dólares se solucionaría el
problema habitacional de casi toda la ciudad de santiago.
Los canales de regadío podrían reconstruirse. Los profesores
obtendrían una remuneración acorde con todos los cursos
de perfeccionamiento en que se han inscrito para nada. Los
hospitales públicos, si tuvieran en sus manos esos varios
cientos de millones podrían mejorar la oferta de camas
durante los períodos más crudos de alerta ambiental
cuando muchos niños de escasos recursos son devueltos
a sus casas con una aspirina en la mano para enfrentar el virus sincicial.
Sin embargo la cosecha completa de los granjeros yace ahora
bajo el agua. En algún lugar, bajo toneladas de escombros y
desperdicios repartidos en kilómetros a la redonda producto del
último tornado. Dicen que tomará años volver a la normalidad.
Los equipos de rescate no tardaron tanto en llegar como en
creer lo que estaban viendo: no saldrían de su sorpresa

sino hasta después de que se convirtiera en comentario antiguo
el recuerdo de ese año fatídico de las inundaciones, cuando todos
tuvieron algo que perder y podían haber nombrado algo que no
volvió cuando años después volvió esa normalidad que desde
un principio nos advirtieron que llevaría años recuperarla

por completo. En los relatos bíblicos, una paloma fue la que
les permitió avizorar la costa, no una gaviota. Aquí, sin embargo,
no hay costas. Aquí sin embargo los cuervos son negros

y un halcón flamea en la bandera, los espantapájaros
continúan impertérritos su labor de vigilancia
no importa que hoy en día ya no exista el enemigo
y el maíz no sea un alimento, los guardianes del

mito son incapaces de ejercer otro oficio
que no haya sido debidamente estipulado
en los antiguos manuales de la retórica:

cualquier cosa en latín parecería
profunda y verdadera.

 

LA CASA DE TROTSKY

Desde la ventana de un hotel comparable a mi destino
veo pasar corriendo, por la orilla del Iowa River,
a dos estudiantes que no serán la madre de mis hijas.
Inmunes a cualquiera de mis promesas, van cruzando

el puente que une el norte de la ciudad con algunos de los
territorios invadidos. Desde allí se ve a los contratistas
afanados en terminar con prontitud las obras, los desvíos
de tránsito, las mezcladoras de cemento que
terminamos aprendiendo a querer.

Como por obligación los autos pasan.

A veces se apodera de la ciudad
un olor que se parece al excremento de los cerdos
y efectivamente se trata del excremento de los cerdos
proveniente de las granjas que rodean la ciudad
como una advertencia para el viajero: las dos

minas siguen corriendo como si estuvieran
compitiendo con el río, como si perder
no fuera una cuestión de método.

A qué discutir.

En los bares es moneda común
dar nombres de los conspiradores.
Se habla de poetas, futbolistas, sacerdotes.
El barman rellena los vasos con especial
felicidad. Arroja también

algunas cifras. Y se retira hasta el próximo
cliente. Citando de memoria algunos de
esos himnos que sólo conocen los de
la resistencia. Sobra decir que
estaba escrito. Pero lo dicen:

abril es el mes, descendimos
entonces de nuestras naves, canta
oh musa, la ira del que ha sido testigo
y no tiene la obligación de comprender.

Cristián Gómez O. (Santiago de Chile, 1971). Casado, padre de dos hijas. Doctorado en lengua española. Poeta y crítico, ha publicado, entre otros títulos, Inessa Armand (2003), Pie quebrado (2004), Como un ciego en una habitación a oscuras y Alfabeto para nadie (2008). Editó, junto al profesor Christopher Travis, el monográfico sobre poesía chilena Después del centenario: asedios a Pablo Neruda y la poesía chilena contemporánea del journal Crítica Hispánica (Duquesne University). En el año 2005 recibió el VII Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, organizado por Embajada de México en Costa Rica y en el año 2002 fue escritor en residencia del International Writing Program en la Universidad de Iowa.

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