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Jill Blackstone
Vol. 2, No. 1, Primavera 2010 : Ensayo

Ruptura y Unidad: La evolución estética y temática en Altazor de Vicente Huidobro

El poema Altazor de Vicente Huidobro, escrito entre 1919 y 1931, es la culminación de la teoría estética del creacionismo. El creacionismo propone una renovación del lenguaje poético y del concepto de la imagen poética. Lo temático y lo estético se desarrollan paralelamente en el poema Altazor, porque Vicente Huidobro presenta simultáneamente la búsqueda del hombre de una solución a sus preocupaciones y la búsqueda de una nueva forma de expresión poética. También, el lector presencia en Altazor el proceso a través del cual se desarrolla la nueva forma de expresión poética. Después de definir los aspectos fundamentales del creacionismo de Vicente Huidobro, propongo examinar la unidad estética y temática en los Cantos Uno, Tres, Cuatro y Cinco del poema Altazor. En su teoría estética del creacionismo, Vicente Huidobro postula que la creación artística no debe ser mimesis, sino pura creación. Afirma que el poeta tiene el poder de crear una realidad única y singular que no exista fuera del poema y que no se rija por las leyes del mundo exterior. Es un espacio en que el poeta, en vez de imitar el mundo exterior o crear una realidad verosímil, puede darle vida a lo que no podría existir fuera del poema. Huidobro afirma lo siguiente en “Manifiesto tal vez:” “No hay que buscar en esos poemas el recuerdo de cosas vistas, ni la posibilidad de ver otras parecidas…El poeta no imitará más a la naturaleza, pues no se da el derecho de plagiar a Dios.”

Uno de los elementos fundamentales de la teoría creacionista es la renovación del lenguaje poético y del concepto de la imagen poética. Huidobro afirma que antes del desarrollo del creacionismo, el lenguaje se usaba para nombrar “las cosas del mundo” y que no podía separarse de ciertas asociaciones inherentes. Para desarrollar un nuevo lenguaje poético que rompa con las asociaciones tradicionales, hay que crear una nueva concepción de la palabra misma, reduciéndola a su componente más básico para encontrar recursos nuevos dentro de ella. En “La poesía” de 1921, Huidobro presenta la palabra en un estado primordial, puro y descontaminado de toda asociación: “La poesía es el vocablo virgen de todo prejuicio; el verbo creado y creador, la palabra recién nacida…Su vocabulario es infinito porque ella no cree en la certeza de todas sus posibles combinaciones. Y su rol es convertir las probabilidades en certeza. Su valor está marcado por la distancia que va de lo que vemos a lo que imaginamos…” El lenguaje poético adquiere nuevas asociaciones extrañas, arbitrarias, inhabituales, y hasta mágicas, como señala Vicente Huidobro en “La poesía:” “Aparte de la significación gramatical del lenguaje, hay otra, una significación mágica, que es la única que nos interesa. Uno es el lenguaje objetivo que sirve para nombrar las cosas del mundo sin sacarlas fuera de su calidad de inventario; el otro rompe esa norma convencional, y en él las palabras pierden su representación estricta para adquirir otra más profunda y como rodeada de un aura luminosa que debe elevar al lector del plano habitual y envolverlo en una atmósfera encantada.”

La búsqueda de Altazor del misterio de la muerte y de lo infinito en el nivel temático se transforma en la búsqueda y creación de una nueva expresión poética en el nivel estético. Altazor coge su paracaídas y se lanza al espacio sideral, descubriendo nuevas regiones durante su caída. Altazor se encuentra con el creador, que no es el creador bíblico, sino un “simple hueco en el vacío.” En su descripción de la creación del mundo, el poeta se enfoca en la creación de los órganos vocales: la lengua, la boca y los labios. La recreación de la Génesis en el Prefacio prefigura el desarrollo de una nueva expresión poética por reducir el lenguaje a sus elementos más básicos: el habla, las palabras y el sonido. El creador enfatiza la importancia del sonido en otros aspectos de la creación. Por ejemplo, el creador dice: “Hice un gran ruido y este ruido formó el océano y las olas del océano…Después tejí un largo bramante de rayos luminosos para coser los días uno a uno.” El poeta descubre su “potencia creadora” cuando se ve creando estrellas con el sudor de su frente: “Ah soy Altazor, el gran poeta…De cada gota del sudor de mi frente hice nacer astros, que os dejo la tarea de bautizar como a botellas de vino. Lo veo todo, tengo mi cerebro forjado en lenguas de profeta.” (Huidobro 11). Sin embargo, a través de su nueva omnisciencia, el poeta descubre que su destino es la muerte. Descubre que la vida es como un viaje en paracaídas hacia la muerte. Se puede hacer una conexión entre la caída de Altazor que simboliza la muerte en “Altazor,” y la caída de la Biblia. Sin embargo, todavía hay esperanza porque la tristeza de Altazor sólo durará hasta que descubra una solución, la cual está descrita por el poeta como “la llegada de una boca hinchada de besos para la vendimia del destierro.” Una vez que Altazor se haya realizado como Hombre, Poeta y Creador, sólo será necesario cambiar su paracaídas en un “parasubidas maravilloso como el relámpago que quisiera cegar al creador.” El paracaídas proporcionará a Altazor una manera de escapar, y es con este pensamiento que Huidobro termina el Prefacio: “Y el paracaídas aguarda amarrado a la puerta como el caballo de la fuga interminable.” Por causa de la pérdida de serenidad en el Prefacio, Altazor se encuentra en un estado de angustia en el Canto I: “Se rompió el diamante de tus sueños en un mar de estupor / Estás perdido Altazor / Solo en medio del universo.” En la elaboración de Altazor como creador y criatura, se nos presenta la razón de la angustia y la soledad que los dos están experimentando. Altazor nació en la época en que murió el cristianismo, es decir, al comenzar la Primera Guerra Mundial: “Un cañoneo enorme pone punto final a la era cristiana.” El poeta vio la Primera Guerra Mundial como el deseo de Cristo de morir acompañado de millones de almas. Altazor habla acerca del sufrimiento del hombre y dice que la vida del hombre se ha convertido en una búsqueda interminable e infructuosa; un trayecto “del dolor al dolor, del enigma al enigma.” Frente a esta angustia, Altazor acepta la caída hacia la muerte y se deja seguir cayendo con la esperanza de que revele nuevos descubrimientos: “Déjate caer sin parar tu caída sin miedo al fondo de la sombra / Sin miedo al enigma de ti mismo / Acaso encuentres una luz sin noche / Perdida en la grieta de los precipicios” (Huidobro 18-19). Con una nueva actitud hacia la muerte, Altazor puede abandonar su temor que, con la muerte, se caerá en el olvido: “Pasto en las fauces del miserable olvido.” Altazor empieza su búsqueda por lo infinito, rogando: “Quiero la eternidad como una paloma en mis manos…Dadme el infinito como una flor para mis manos.” Altazor se ve a sí mismo como la persona que asume todo el sufrimiento del ser humano: “Siglos siglos que vienen gimiendo en mis venas / Siglos que se balancean en mi canto / Que agonizan en mi voz / Porque mi voz es sólo canto y sólo puede salir en canto.” La solución que se propone es un retorno al estado virginal del silencio que llevará a nuevos descubrimientos más allá de la muerte.

En un nivel estético, este estado de silencio representa el regreso de la palabra misma a un estado primordial: “Silencio, la tierra va a dar a luz un árbol” (Huidobro 42). Empezando con la palabra - la esencia de la poesía - el poeta puede desarrollar una nueva forma de creación poética que lleve a posibilidades ilimitadas. Para crear esta “música de espíritu,” Altazor no debe confiar en la palabra ni en la poesía anterior: “Altazor desconfía de las palabras / Desconfía del ardid ceremonioso / Y de la poesía / Trampas / Trampas de luz y cascadas lujosas / Trampas de perla y de lámpara acuática / Anda como los ciegos con sus ojos de piedra / Prescindiendo el abismo a todo paso” (Huidobro 40). Como ha señalado Cecil Wood, hay una conexión entre lo temático y lo estético en el poema: “the Silence alluded to will make possible the elaboration of a new concept of the Word which will be used in the practice of poetic creation as the means to transcend the suffering common to both poet and mankind” (Wood 197).

En el Canto III, Huidobro enfatiza la ruptura ideológica y estética por contrastar la nueva forma de expresión poética con lo anterior: “La flor se comerá a la abeja, porque el hangar será colmena / El arco iris se hará pájaro / Y volverá a su nido cantando” (Huidobro 54). La nueva forma de expresión poética se podrá llevar a cabo porque el hombre está liberado del lenguaje estancado. Altazor anuncia el fin del poeta, porque a través de la mimesis y las imágenes poéticas tradicionales, la creación poética se había convertido en cuestión de pulir en vez de crear: “Manicura de la lengua es el poeta…/ Matemos al poeta que nos tiene saturados.” Demuestra con un tono burlesco hasta qué punto las imágenes y técnicas tradicionales han sido agotadas en la poesía a través de la repetición de la palabras “poesía” “poeta” y “poético:” “Poesía aún y poesía / poesía / Poética poesía poesía / Poesía poética de poético poeta / Poesía / Demasiada poesía” (Huidobro 55). A través del uso del símil – una herramienta básica en la composición poética tradicional – el poeta produce todas las asociaciones posibles: “Plantar miradas como árboles / Enjaular árboles como pájaros / Regar pájaros como heliotropos / tocar un heliotropo como una música / Vaciar una música como un saco…, etc.” (Huidobro 56). Altazor proclama la muerte del último poeta y se encuentra libre para renovar el lenguaje de una manera distinta. Como ha señalado Cecil Wood, “The Word has now been liberated and could be used to provide the simple game with words that would have the effect of preserving the sanity of the user in an age when his very existence was being threatened by anguish and suffering that were everywhere present.” En el Canto III, el poeta dice: “Y puesto que debemos vivir y no nos suicidamos / Mientras vivamos juguemos / El simple sport de los vocablos / De la pura palabra y nada más.” En estos versos se refiere al ocio lúdico de la creación poética, describiéndola como un deporte. La creación también es una manera de escapar la angustia que Altazor había llegado a simbolizar. Al final del Canto III, Altazor indica cómo será la nueva concepción de la palabra: “Rumor aliento de frase sin palabra.” Este verso nos recuerda al estado virginal de silencio del Canto I que representa el retorno del lenguaje a su condición primordial. Es decir, el retorno del lenguaje a sus componentes más básicos: la palabra y el sonido. La noción de un “rumor aliento de frase sin palabra” expresa explícitamente la importancia que tendrá el sonido a partir del Canto IV.

Al principio del Canto IV, el poeta presenta el creacionismo como una técnica poética por destruir el lenguaje poético en su sentido aceptado. El lenguaje poético ha sido remplazado con una serie de asociaciones insólitas, compuestas de palabras o fragmentos de palabras. Se presenta una serie de asociaciones usando la palabra “ojo” en nuevos contextos y con significados nuevos (Wood 207): “Ojo árbol / Ojo pájaro / Ojo río / Ojo montaña / Ojo mar / Ojo tierra / Ojo luna / Ojo cielo…” (Huidobro 63). Algunos versos reaparecen en otras partes del poema, y aunque el orden de las palabras ha cambiado, el lector todavía puede reconocer los componentes. Por ejemplo, “Préstame mujer tus ojos de verano” se convierte en “Noche préstame tu mujer con pantorrillas de florero de amapolas joven.” El poeta empieza a experimentar más con el sonido, mezclando fragmentos de palabras. Por ejemplo, el verso “Al horizonte de la montaña” se convierte en “Al horitaña de la montazonte.” Empezando con la palabra golondrina – que antes había sido emparejado con la palabra violoncelo – el poeta quita las últimas dos sílabas de la palabra y las sustituye por otras cuyo sonido y significado sugieren una musicalidad: “Ya viene viene la golondrina / Ya viene viene la golonfina / Ya viene viene la golontrina.” La búsqueda del poeta lo lleva hacia las regiones de la muerte, y recrea las inscripciones de las tumbas de los muertos. Juega con las sílabas de los nombres de los muertos, para explicar la causa de su muerte o evocar sus características: “Aquí yace Marcelo mar y cielo en el mismo violoncelo.” En ese momento se anuncia la muerte de Altazor, pero en este caso es a través de la aceptación de la muerte que Altazor descubre el secreto que ha estado buscando. Altazor descubre el misterio de la muerte en “la noche al fondo del océano” y el éter. El descubrimiento del éter, una fuente de energía renovable, representa las posibilidades interminables de renovar el lenguaje poético y crear nuevas asociaciones. La palabra “eterfinifrete,” no sólo es una combinación de las palabras éter y infinito, sino también es un palíndromo que evoca la imagen de un ciclo interminable. El desarrollo temático y estético es paralelo en el poema porque Altazor descubre el misterio de la muerte y el éter, y éste último también simboliza la nueva concepción de la palabra.

Después del descubrimiento del éter, las manifestaciones de la estética creacionista llegan a un punto culminante en el Canto V. Las asociaciones nuevas creadas a través de la palabra “molino de viento” forman una dualidad estética y temática, puesto que las imágenes creadas a través de la estética creacionista se relacionan a los temas principales del poema. Se evoca la función primaria del molino de viento como fuente de energía: “Molino de viento / Molino de aliento / Molino de cuento / Molino de intento / Molino de aumento / Molino de ungüento / Molino de sustento.” El tema de la religión que aparece en el Prefacio y en el primer canto se mantiene en esta cadena de nuevas asociaciones: “Molino del endiosamiento / Molino en sacramento / Molino con sufrimiento / Molino con padecimiento / Molino para convento…” (Huidobro 85-87). También, se puede plantear que el “molino de viento” es el instrumento a través del cual se genera el éter, puesto que la palabra misma se transforma en una fuente interminable de nuevas asociaciones poéticas (Wood 225): “Así eres molino de viento / Molino de asiento / Molino de asiento del viento / Que teje las noches y las mañanas / Que hila las nieblas de ultratumba / Molino de aspavientos y del viento en aspas / El paisaje se llena de tus locuras” (Huidobro 90). El Canto V, el poeta enfatiza la importancia del sonido y de las nuevas connotaciones de las palabras, y el verso “La mandolina en la lejanía de la montaña” se convierte en “La farandolina en la lejantaña de la montanía.” No sólo se mezclan fragmentos de palabras, sino que también se desplaza la acentuación para crear un ritmo parecido a la música que se oye en la distancia: “La faranmandó mandó liná / con su musiquí con su musicá…” (Huidobro 91). Uno de los aspectos más interesantes del nuevo poder del poeta se puede encontrar en la parte del Canto V cuando el poeta crea nuevas asociaciones usando sustantivos que han sido transformados en verbos, y el mismo poeta empieza a transformarse en luciérnaga, árbol, cielo, rosal, volcán, rosa, pájaro etc. (Huidobro 92-93). Con cada transformación nueva, el poeta guarda algunas cualidades de su última transformación hasta que se convierte en el mar.

En conclusión, es a través del poema Altazor que Huidobro simultáneamente ejemplifica las características del creacionismo desde una perspectiva teórica y literaria, puesto que integra en el nivel temático la búsqueda de un lenguaje poético renovado. Asimismo, la unificación de la evolución temática y estética en Altazor se manifiesta en el descubrimiento simultáneo de Altazor tanto del misterio de la muerte como del éter, la fuente de energía renovable que llevará a nuevas asociaciones y significados de la palabra. Huidobro muestra explícitamente los procesos a través de los cuales se desarrolla su teoría creacionista, y por consiguiente, el lector experimenta la evolución estética hacia una nueva forma de expresión.

Jill Blackstone recibió su licenciatura en Español y Psicología en 2003 de la Universidad de Connecticut. Obtuvo su maestría en Estudios Hispánicos en 2006 de Villanova University. Actualmente es estudiante de doctorado en Boston University, y su tesis examina la manera en que los personajes de José Donoso y Roberto Bolaño “se pierden” como modo de resistir sistemas sociales y/o políticos. Sus intereses son la literatura latinoamericana del siglo XX, la literatura colonial, y la teoría literaria.

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